Las tinturas, elaboradas con flores, corteza, raíces y resinas maceradas en alcohol, son una práctica ancestral que conserva las propiedades curativas de las plantas y la sabiduría de generaciones.
Por Daniela Hernández y Carolina Ballesteros
Flores, corteza, raíces o resinas maceradas en alcohol. Las tinturas han sido utilizadas desde épocas antiguas para aprovechar las propiedades curativas de las plantas, recetas que guardan su esencia concentrada y las preservan durante un largo tiempo.
Un proceso que guarda siglos de observación, práctica y transmisión de saberes. Un ritual que ha sobrevivido a imperios y tendencias. Hoy se resisten al acelere de un mundo que va cada vez más rápido, manteniéndose en los botiquines de caseros y en los remedios tradicionales.

Un remedio milenario
Las tinturas han sido utilizadas durante siglos a lo largo y ancho del mundo:
En Europa medieval, dentro de los monasterios – grandes centros de conocimiento, especialmente en medicina y herbolaria - los monjes destilaban con calma lavanda y valeriana dentro de frascos utilizando alambiques.
En Asia, raíces como el ginseng – también conocido como el tónico de la vida– o el jengibre se sumergían en vino para equilibrar cuerpo y espíritu. Beber un vino de ginseng o jengibre era como beber fuerza y equilibrio; por eso se usaban tanto en rituales de longevidad como en tratamientos médicos.
En México, la maceración tomó su propio rumbo. Los pueblos originarios ya la practicaban en agua, miel fermentada o pulque mucho tiempo antes de la conquista. Cada mezcla respondía a una necesidad concreta: preparar el cuerpo, aliviarlo o disponerse para un ritual. La conquista trajo un aliado inesperado: el aguardiente. Su potencia transformó la herbolaria, prolongando y amplificando los efectos de las plantas. Así nacieron las tinturas modernas: concentrados capaces de guardar en unas gotas una fuerza inmensa.

Un momento para detenerse
Elaborar tinturas requiere otro ritmo: es dejar que el tiempo trabaje. seleccionar una planta, cubrirla con alcohol o algún destilado, Un gesto en el que recuperamos la paciencia, atención y cuidado que se ha perdido en el rush cotidiano.
Las tinturas se vuelven un recordatorio de que la sanación requiere pausa y paciencia. Que los remedios son un ritual que toma tiempo y que las plantas también alivian Nos hablan de tradición, memoria y alivio.

Tesoira por Baumma
Las tinturas de Tesoira por Baumma tejen este conocimiento ancestral con el presente, el alivio y nuestros rituales. La maceración de las plantas comienza temprano en nuestro taller, la paciencia nos permite extraer y preservar los componentes curativos de cada planta: Insomnio, ansiedad, cólicos, fórmulas concentradas y que con pocas gotas ofrecen un camino distinto para encontrar alivio.
Las tinturas se vuelven recuerdos, archivos y testimonios. Son preservación, alivio y tradición. Gotas que contienen algo inmenso.